DESPACITO Y BUENA LETRA

Sábado 21 de febrero de 2009. Por fin, una vez más madrugada del sábado. Así que madrugón con gusto, ya que éstos cuestan menos que los días de labor, siendo la tarea bien distinta. Dos horas antes de romper el día ya estábamos Ramontxu, Miguel y yo por Cantabria oriental, intentando elegir un buen roquedo de pesca para pasar la jornada mientras estudiábamos la mar. Viento frío y mar de fondo del noroeste con largas belladas, más de lo mismo.

Tras divagar un rato, Ramontxu optó por un pesquero de calado muy recurrente con estas mares de fondo y marea en reflujo. Os paso a Ramontxu para que nos haga su comentario. Me fui a pescar a la Larga del Tranvía, una zona submareal en el que se pueden recorrer varias puestas y que al tener buen calado, se pesca más y mejor en horas cercanas a la bajamar y ésta era a las 8,45 h. En teoría todo perfecto, pues además la mar estaba apta para pescar algún sargo. Justo al amanecer, pesqué 3 sargos seguidos, todos iguales, de unos 600 g cada uno y luego, cero patatero. Bajaron también dos pescadores y uno de ellos cogió otro. Me marché enseguida y fui a probar a las puntas de Millo en Ontón, en donde me devoraban los sargos pequeños, así que para casa. En la imagen siguiente, la zona de La Larga del Tranvía. Ahora le doy paso a Gorka para que siga comentando.

Mientras tanto Miguel y yo, dimos unas cuantas vueltas más e hicimos la ronda por los pesqueros barajados. No teníamos para nada la cosa clara y como vimos que la gente madrugadora empezaba a ocupar las zonas de pesca, decidimos tomarnos las cosas con calma e ir a desayunar a la Dársena, donde amablemente nos invitó Aurelio. ¡Muchas gracias!

Con la tripa llena y la mente lúcidas optamos por este pesquero de marras a donde llegamos de día. Las opciones eran limitadas y aunque lo hubiésemos preferido con más agua, aquí teníamos que echar el resto.

La secuencia arriba y abajo, muestra la rompiente con las olas de fondo y cómo quedaba el roquedo tras ellas.

Tardó en aparecer el pescado pero a base de "caviar" de sardina la pesca se fue animando con ejemplares gordos. Miguel, aprovechando la bellada, en plena acción con un espárido. ¡Muy bueno socio, vas mejorando la postura!

Éste glotón había tragado así que cirugía de rigor, meter en la cesta, revisión del bajo, encarnar y vuelta el corcho al agua.

Y así fue discurriendo la mañana hasta obtener el siguiente resultado, momento en el que el estómago empezaba a quejarse de nuevo, ¡qué tío! Como le dice el profesor Elortegui a sus alumnos llenos de ansias: "¡Despacito y buena letra!". Que de esta manera salen las cosas mejor. Y en nuestro caso así fue, pues lo pasamos de miedo y pescamos muy a gusto.

Y el domingo como no podía ser de otra manera de nuevo al ataque los tres de siempre para la zona del día anterior. La mar había bajado un pelín pero las condiciones eran las mismas. Cabe señalar a la hora de optar por el pesquero el correspondiente retraso de la hora de bajamar. Si el día anterior la elección nos dio más de un quebradero de cabeza, y como no solemos repetir roquedo, esta vez fuimos los tres los que empezamos a danzar sin rumbo.

De nuevo Ramontxu. Yo por mi parte, después de ver la mar en Castro, regresé hasta Kobaron paro al llegar había un coche del que al verme, salieron disparados hacia la puesta dos pescadores. ¿No serías tú, Ruben Elortegi? Así que ante la duda, opté por volverme hacia Islares, a la zona de La Milla, a la que bajé y como tiraba a bello, cogí los bártulos y para casa. Dejo el protagonismo de este artículo a Gorka y Miguel, que como podeis comprobar, están que se salen con los pocos peces que ha habido este finde.

Mientras tanto, Miguel y el que escribe decidimos de nuevo hacer caso al profesor Rubén, que tan buen resultado nos había dado el día anterior. Por tanto, tras llenar y calentar el buche, optamos por eliminación por estas lastras, que aunque fallonas, a veces nos han dado buenas alegrías.

Este tipo de caños, mientras macizas y armas la caña, te ponen las pulsaciones a cien. La mente se dispara divagando ante las presencias bajo la superficie. Luego, la alegría o decepción.

El color de agua era muy bueno y el día, aunque con el aire haciendo estragos, estuvo ideal para pescar con el cielo plomizo.

Y al final de la jornada la bonita cesta de castaño mostraba de esta guisa. Bromas aparte, volvimos a acertar, con zapatera y marsopón incluidos. Lo cierto es que cuando recogimos aún teníamos picadas espaciadas pero ya era suficiente.

Llegamos sin mucho ánimo y marchamos más contentos que unas castañuelas. Miguel en primer lugar, no por pesquín, sino por edad.

Con el gorro que recosí el otro día. Tengo que aprovechar porque para un día que me sacan foto...

Como veis Miguel y yo seguimos fieles a nuestras escobas porque, además de que hay que cuidar la economia, Ramontxu no quiere dejarnos probar la Veret porque dice que es una caña para manos, no para garras.

Los dos días del finde, macizo de sardina y para encarnar gamba, cangrejillo congelado y tira de jibión. Los bajos del 0,235 mm de FC Paradick y del 0,225 mm Fendreel, anzuelo revirado a la derecha, un plomillo de 5 mm en el bajo y tres de 10 mm en la línea. El calado de pesca osciló entre 2 y 4,5 m.

Antes de que se me olvide, insisto en el tema de la seguridad ya que las bajadas húmedas primero y lastras con verdín después, están para pocas concesiones. El hincón de acero inoxidable y la cuerda de escalada son obsequio de Fernando Cuñado. La porra, tiene un valor especial, ya que era de mi abuelo Lencio, de quien heredé esta gran afición. ¡Hasta pronto pecadores!