APROVECHANDO LAS TREGUAS. 4 Y 7 DE ENERO DE 2.009

En este principio de año 2.010 no ha estado el tiempo para muchas concesiones pesquiles. Por eso hemos dedicado mucho del tiempo a rellenar nuestros arcones de macizo y carnadas, y a ir de rebajas a por el preciado material de pesca. No sin dejar de lado los numerosos almuerzos y la exaltación de la amistad por los chigres del municipio y colindantes. Aún no tenemos claro donde están los callos y el chorizo que más nos gusta, tiempo al tiempo.

Pero aprovechando alguna licencia que nos ha concedido el clima hemos intentado salir a echar la caña un rato, a pesar del frío, con tal de airearnos un poco. En alguno de los intentos, parece que a propósito, nos empezó a llover con viento nada más salir de casa, con sendas vueltas al hogar sin sacar la caña. Por fin el lunes día 4, gracias a la bonhomía climatológica, nos dirigimos raudos a un roquedo cercano que nos permitiera pescar bajando el agua.

Según rezaba la tabla de mareas que nos proporcionó Ramontxu, pleamar temprana y de fuerte intensidad. Esto fue lo que nos encontramos. Al principio estaba bastante bueno y fue cuando nada más engodar con macizo de sardina se produjeron todas las picadas seguidas al cangrejillo y a la gamba. Sólo sargos y una zapatera (oblada), aunque merodeaba algún muble huidizo.

Pero después debido a la fuerte bajamar, los caños empezaron a vaciarse en exceso mientras la mar se incrementaba de golpe. Probamos otros dos txokos mas no tuvimos picadas serias, solo un par de bogas, que parece que se han puesto el neopreno y ni el descenso de las temperaturas las hace marchar. Así que la cosa estaba clara: guardar el macizo sobrante y de regreso. La pesca estaba hecha y ya habíamos quitado el rumio.

A primera hora colocamos bajos del 0,25 y 0,235 mm, esperando algún sargo modelo tablón. Como se ve, a pesar de algunos de buen tamaño, el gran sargo nos fue esquivo. Ya después ni afinando con el 0,225 y 0,20 mm, ni cambiando el menú de carnada.

El día 7 quedamos otra vez a la hora y en el lugar de costumbre. Nada más aparcar y sin haber tirado una gota en toda la noche, vendaval y diluvio. Desayuno en un bar cercano, repaso del santoral y para casa.

De nuevo a las 9:15, hartos de permanecer en dique seco, con la congoja de ver que las vacaciones tocaban a su fin sin poder mojar el corcho, y con el parte empeorando para los días siguientes, decidimos jugárnosla. Así tras tantear una mar con una considerable marejada de noroeste que se había movido ayudada por el viento, buscamos una puesta protegida y cerca del coche.

Las zurrasqueras de agua y viento eran intermitentes, aunque el frío intenso. Aquí Miguel forrado hasta las cejas intentando encarnar con los guantes. Para mí suponen un estorbo y no me acostumbro. Será por lo de gato con guantes...

Nada más macizar y sin haber tocado el corcho el agua, Miguel sacó el primer sargo bastante guapo. Después, tras un buen rato de espera entraron los demás en fila.

De mientras la que se estaba preparando por el horizonte era de asustar. Así que con solo medio caldero de macizo de sardina gastado, rápidamente largamos velas y levantamos el ancla. Justo llegar al coche y se destapó la caja de Pandora.

Esta fue la pesca "express" que obtuvimos. Tuve que sacar la foto cuando llegué a casa de mis padres a dejar el pescado. Por lo menos acertamos con la breve tregua para tocar algo de escama aunque no parecía haber mucho pez.

Ahora ya estamos todos de vuelta al cole y esperando al fin de semana para volver a la habitual rutina. Eso si es que el tiempo nos lo permite, aunque en esta época es lo que toca, como debe ser.  ¡Nos vemos!