martes, 4 de noviembre de 2008

VENDAVAL Y DILUVIO

Como más o menos dice una anécdota que cuenta Miguel: "este sábado la armemos". Y aunque Escapini tenía ocupaciones, Ramontxu y un servidor no supimos aprovechar la tregua que nos dio el tiempo, y golosos de nosotros preferimos dormir como ceporros y dejarlo para el día siguiente. Lo cierto es que como somos muy solidarios no quisimos darle envidia al ausente. Por eso mismo al ver lo que deparó la mañana nos cagamos en el citado día. ¡Mañana vamos aunque sea con aletas!

Al día siguiente, envalentonados y plastificados, camino para Ondarroa a eso de las 5, a la justa mismísima hora en que cayó el primer chaparrón, preámbulo de lo que estaba por llegar. Hicimos lo de siempre, revisando la mar en distintos puntos del camino para tener una referencia clara. Finalmente elegimos otra vez un pesquero entre Lekeitio y Ondarroa.

Al salir del coche la lluvia era dispersa y corría un aire moderado que creímos perdería intensidad abajo, nada más lejos. Es realmente difícil con el equipo al uso plasmar estos agentes bajo intensa lluvia, pero seguro que la sensibilidad y la imaginación hacen el resto.

Hasta aquí llegó Ramontxu, después a dormir al coche. Un fortísimo viento de noreste metido en la mar levantaba cabras que se cruzaban con la ola de noroeste, produciendo una mar muy rizada y el aclaramiento de las aguas. Por lo menos evitaba una lluvia más intensa. Miguel y el menda, forrados hasta las cejas, decidimos intentarlo pero era realmente difícil.

El aparejo volaba a ras de agua y la caña parecía una vara de eucalipto. Era difícil mantenerlo en el agua y tirar a la picada con tanto seno en el momento oportuno. Entró pescado pequeño, no obstante conseguimos sacar media docena de sargos con dos de ellos muy buenos. Me perdonaréis la escasez de material gráfico pero no estaba como para sacar la cámara no acuática.

La mar estaba buena para pescar y la marea retrocediendo nos iba descubriendo las piedras buenas para irnos moviendo. Mantuvimos la esperanza de que cediera el viento, esperando con la caña fuera a ratos, pero por fin nos rendimos y subimos a donde el bello durmiente. Esta vez sólo un níscalo.

Decidimos ir hasta la parte derecha de la playa de Laga, para gastar el macizo de sardina sobrante, donde hay un pesquero al resguardo del monte. "Donde el chalet" lo llamamos. Tapados por el macizo rocoso el huracán apenas se hacía notar. Le dábamos media hora de plazo.

Allí Ramontxu pescó un rato y marchó cuando la lluvia arreciaba al no tener ninguna picada con seriedad. Miguel y yo pescamos, con su caña, así la probé, y conseguimos sacar otros 4 sargos. En cuanto dejamos de macizar el pescado desapareció y como ya era hora, plegamos y para el coche. Parecía de coña, pero como un cuarto de hora antes de marchar el viento paró. En ese momento la lluvia se hizo torrencial y así llegamos al vehículo con 4 piezas y una caladura.

Para el fin de semana que viene parece que las condiciones climatológicas mejoran, no así la mar, que parece que será de fuerte marejada a mar gruesa. Siempre se pueden equivocar a unos días vista, así que atacaremos el sábado sin el jefe, pues tiene boda, y el domigo en cuadrilla. ¡Ánimo Ramontxu!

3 comentarios:

Javi dijo...

A mal tiempo buena cara. Quizá la pesca no ha sido abundante, pero de buena calidad gastronómica. Siempre se agradece.

Maky dijo...

Una pena Equipo, cuando pega con esa fuerza el viento, y si encima llueve como llovia el Domingo, bastante hicisteis con intentarlo.

suerte pa este finde,
va a estar muy mal la cosa.

Saludos

valladolid dijo...

Esta claro que el vicio de la pesca lo teneis (lo tenemos) muy arraigado. Pero eso de que el jefe mande a los subditos a patear el pedrero, quedándose en el coche, echando una cabezada, me parece copiar la estrategia de los grandes sargos, que antes de probar un cebo "nuevo" dejan que alguno de su especie coma primero. La verdad que cuando se pone así el mar y lo resbaladizo del pedrero, lo más prudente, es desistir de la pesca. Un saludo